Un par de amigas y yo habíamos quedado de hacer pasar un buen sabor de boca al primo de una de ellas que vendría de vacaciones. Esperando en el aeropuerto y viendo salir a las personas del interior del avión me confiesa.
-Mi primo se llama; Takashima Kouyou.
Ni siquiera pude expresar nada, simplemente me quedé en un shock estacionario que parecía no ceder mientras escuchaba los indómitos latíos de mi corazón…
-Por eso no quería decirte de quien se trataba – Escuché de pronto a mi amiga quien caminó con nuestra otra acompañante, hasta aquel chico que con ansias habíamos esperado, y para el que planeamos cada detalle de su estancia lo más amenamente posible.
Ver a Takashima fuera del escenario era algo que jamás en mis más retorcidas alucinaciones me había siquiera atrevido a pensar, pero ahí estaba… a no más que dos metros de mí, sonriendo, con su cabello en un castaño discreto y un largo que le acariciaba notoriamente los hombros…
Hablé poco ese día mientras hurgaba en aquella piel que revelaba imperfecciones superficiales y normales… detalles que me decían, “si es humano, si es verdad, está aquí, con toda su esencia humana y natural…”
Me fui a los baños y me hablé frente a el espejo “ - Cómo lo tratarás, de qué hablaras, está aquí el ser que tanto amas”
Habiendo tomado una decisión fui hasta la mesa del restaurante, me senté desapercibidamente y entonces el preguntó algo, no recuerdo bien que era pero me apresuré a responder sin más y él me miró y sonrió como diciendo ¡¿Por fin hablas… vaya? ¡
A partir de ahí, fui la que mas hable con él, no de música, no de cds, ni lo mucho que lo amaba… hablé con él, como lo había planeado desde un inicio en que no sabía de quien se trataba, lo traté como una persona que viene de visita a pasar unas vacaciones inigualables…
Puedo recordar su risa, sus ojos, su voz gruesa y temeraria, la finura de sus manos… era una mujer completamente enamorada provocando la dicha y generando recuerdos en el ser amado.
Cinco días… fueron cinco días a su lado.
Para el último día me sentía deprimida, se marcharía… ¿Qué hacer? Quiero decirle que sé quién es, que me encanta su trabajo y como ser humano es todo cuando he añorado para el hombre que me acompañará para toda la vida.
La noche había caído, tres horas para su partida…
Mis amigas, él y yo esperábamos en aeropuerto para despedirlo. Entre mis manos abrazaba mi diario...
Un jovencito se nos acerco de pronto y dijo: - ¡Dame tu autógrafo!
Uruha le sonrió y se inclino tomando el papel y pluma para apoyarse contra su maleta y hacerlo correctamente, en aquella pose de divo acosado me secuestró la cordura, estiré ambas manos con mi diario entre ellas y agachando la cabeza para esconder mí sonrojo, dije nerviosamente: - A mí también, por favor.
-Orgen!! – Me llamó la atención mi amiga, ante la mirada sorprendida de Shima, - quedamos de distraerlo evitándole el estrés que implica la fama.
Lo comprendía, muy bien, pero… ya era involuntario mi comportamiento a causa de la inestabilidad ansiosa de aclamar la atención del ser querido. Lo que me descubría en verdad como una:
Fan.
Aquella que le ve de manera ejemplar. De manera devota… de manera amorosa y sacrificada.
Sentí retirar mi diario de entre mis manos y levante mi rostro con lágrimas a punto de desbordarse. Él me miró con una sonrisa muy diferente, como diciendo… te estabas tardando, también quería que lo hicieras. Y exclamo un:
-Desde luego.
Se inclinó y escribió algo en mi diario, lo firmó y desperté mientras me lo entregaba con aquella sonrisa adorable y tierna.
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